¿Qué tipo de educación necesitan los hombres y mujeres del siglo XXI para vivir en el contexto de la mundialización? El proceso de construcción de la identidad suele alterarse por múltiples y variadas presiones del contexto, aunque de todos modos, la educación juega un papel clave en la construcción de la identidad individual y sociocultural. Educar es desarrollar armoniosamente las facultades físicas, psicológicas, sociales y espirituales (White, 1978), hasta su más alto nivel posible. ¿Cómo hacerlo? Uno de los estructuradores fundamentales son los valores, entendidos como vectores existenciales dirigidos a ideales éticos que configuran actitudes, orientan las emociones y cogniciones, además de dar sentido a la vida. En esta dirección, la Universidad de Montemorelos (UM), una institución educativa con 68 años de servicio, con visión mundialista, ha adoptado un fuerte compromiso con los valores y las creencias, especialmente religiosos. Se planteó la hipótesis que los valores que encarnan sus alumnos son producto del sistema educativo y constituye un esfuerzo de la institución para contribuir a los procesos de identidad y al desarrollo del carácter. Siguiendo estudios anteriores (Pereyra, 2005; Meza y Meza, 2006), se investigó si los valores propuestos por la UM en su “modelo educativo” son internalizados por los estudiantes y en qué medida lo hacen.